En unos meses en los que la actualidad se centra en los ataques a la identidad navarra, a las dietas supuestamente cobradas de manera irregular que próximamente juzgará el Tribunal de Cuentas y en las innumerables ocurrencias de quienes nos gobiernan, parece pasar algo desapercibida nuestra cita anual con Hacienda.
Esa que nos afecta a todos y de la que, al margen de lo oficial, todos hablamos con nuestros amigos o familiares.
Aclarando que no soy experto en la materia y que, como muchos navarros, acudo a un experto para hacer mi declaración del IRPF, creo que estoy en lo cierto si digo que la reforma fiscal acometida por el actual Gobierno de Navarra ha provocado nuevas preocupaciones por su negativa repercusión en esa gran mayoría de la ciudadanía que formamos la clase media en nuestra comunidad. Esa clase media que soporta la mayor parte de la carga fiscal.
La teoría puede ser muy bonita. Pero ¿qué ocurre en la práctica? Pues que nos han metido la mano a nuestros ahorros y a esos rendimientos de nuestro trabajo con los que cada vez más nos cuesta mantener nuestro nivel de vida, mejorar nuestras viviendas, ayudar a los hijos o preparar nuestra jubilación. Esfuerzos que se ven contrarrestados por el gobierno del cuatripartito “nacionalbildupodemita”, más los restos de Izquierda Unida, que parece decirnos: “tú trae de lo tuyo todavía más, que yo lo reparto”.
Las familias medias que se endeudan para aumentar su patrimonio y las que a base de renuncias incrementan sus ahorros no son en modo alguno esos ricos a los que “crujir” que el gobierno del cambio a peor, parece ver por todas partes.
Nos repite el vicepresidente Ayerdi que la economía Navarra funciona y tiene buenas perspectivas. Si es así, si la dura crisis que hemos sufrido ha pasado, si las cuentas públicas se han equilibrado gracias a la mayor actividad económica y si el endeudamiento no debiera preocuparnos… ¿por qué ese castigo a las clases medias trabajadoras? ¿Por qué mantenerlo sin ejercitar nuestra autonomía en materia fiscal? A mí, la respuesta se me escapa.
Los navarros sufrimos la inestabilidad en las reglas del juego y el sectarismo obsesivo del nacionalismo vasco que definen al gobierno liderado por Uxue Barkos. Un gobierno que mantiene un desaforado gasto público que en modo alguno se traduce en mejoras reales para la ciudadanía ni en la atracción de inversiones. La mejor prueba de ello la encontramos en políticas sociales erróneas como las que ha puesto de manifiesto la Cámara de Comptos al detectar la duplicación de cuantiosas ayudas.
Es justo que se cobren más impuestos a los que más tienen y que se reduzcan los niveles de desigualdad. Pero resulta suicida que los caprichos y prejuicios ideológicos de unos partidos extremistas vayan asfixiando progresivamente a esa clase media que soporta el entramado de nuestro sistema de bienestar social. Con medidas que los nacionalistas no aplican en Euskadi, se está disminuyendo la liquidez tan necesaria para impulsar el consumo y la inversión.
Así se conduce a Navarra a un inevitable estancamiento.
Miguel Bujanda Cirauqui
Difama que algo quedará. Usted esparce fiemo y menos en la huerta de UPN y PP le da igual abonar hasta autovía. Esa que ya se abonó con un sobre presupuesto de más de 45 millones de euros. De los que aún el señor Miranda no ha dado explicaciones.
Está muy bien denunciar lo que a usted le parece delito o incorrecto.
De paso y es algo que se me ocurre a mi, no estaria demás denunciar a todos esos navarros y navarras que defraudan a hacienda. Ana Beltran 700 mil euros. No sé cuantas veces las dietas de Uxue Barkos.
Que la cámara de Comptos diga que se ha multiplicado el gasto en servicios sociales, a mí me patece una gran noticia. Prioridad a los y las navarras más desfavorecidas. Ni se imagina lo que hay.
Me gustaMe gusta