Cuidado porque no es lo mismo Cupido que San Valentín.
El primero es un dios menor de la mitologia romana que pasa por ser, -!atención!-: el dios del deseo amoroso, osea del fornicio, la lujuria, el tema...
Los griegos le llamaron Eros y cometieron el despropósito de armar a un niño alado, taparle los ojos y darle libertad de movimientos como a Iniesta o Jordi Pujol. Para más Inri al mozalbete le dieron como munición dos tipos de flechas: unas doradas con plumas de paloma que provocan un amor instantáneo, y otras de plomo con plumas de búho que te dejan agujereado pero indiferente.
Por su parte Valentín era un medico romano que se convirtió al cristianismo y desobedeció al emperador Claudio II, osea que era un antisistema como ahora lo puede ser el papa Francisco o las hijas de Zapatero. El emperador prohibió los matrimonios entre jóvenes porque consideraba que los soldados solteros eran más efectivos y Valentín, insumiso él, empezó a casar al personal a escondidas.
Así le fue, un 14 de febrero del año 270, fue golpeado con mazas hasta morir y además decapitado.
Sin embargo en 1969 el Concilio Vaticano II reorganizó el santoral y retiró la celebración de San Valentín, quien oficialmente es un santo sin festividad.
Esto del amor casual y las flechitas no debe de gustar mucho entre los mitrados. Mitradas como no hay…
Yo siempre he pensado que Cupido y su imagen, que es la que asociamos con San Valentín es un psicópata peligroso, armado, con antecedentes muy graves, reincidente, que anda suelto día y noche disparando flechitas que duelen un montón y que tarde o temprano terminan infectándose, o dejando una cicatriz muy fea y visible, que en ocasiones alcanza el alma y para la que no hay ni cura, ni remedio, ni solución.
!Que lo detengan ya hombre!
Juan Andrés Pastor