¿ADÓNDE VAS, PSOE? José Félix Sánchez Satrústegui.

 

los-socialistas-discuten-mucho-como-arreglar-el-psoe_detalle_articulo.jpgSusana Díaz, en un arranque de soberbia en diferido, le pegó una patada hacia arriba a Pedro Sánchez, acto conocido como sublimación percuciente, para elevarlo a las alturas socialistas aunque con la sana intención de apearlo posteriormente (“este no vale, pero me vale”, aseguró la baronesa) y acudir victoriosa para liderar al PSOE.
Sánchez quiso tener ideas propias y eso no fue permitido por la cúspide flotante del partido, que habita un limbo aparente hasta que se la reclama por el bien de lo que la oligarquía interna ha decidido que sea el bien. Capitaneada por el autoproclamado, con gran cinismo, Jarrón Chino, dejó de levitar para bajar y defenestrar a Pedro y salvar al partido y, de paso, a la patria.

Felipe González, armado de yate y cohíba, ocupa gran parte de su tiempo en disputarle a Aznar el puesto de Dios, después de haberle disputado el nombre, Narciso. Pero decidió bajar de los cielos y dirigir, como ya he dicho, un ejército de medios de comunicación de derechas (ya casi no quedan otros) y barones levantiscos contra la legalidad vigente en el PSOE, para derrocar a Pedro.
Pedro Sánchez cometió el error de no llevar el debate sobre la abstención o el no (decidido esto último con la boca chica por el Comité Federal) a la investidura de Rajoy hasta los militantes.
Puedo entender las opiniones dispares sobre abstención o no, pero no puedo entender de ninguna manera la precipitación de Guillermo (así se lo dije personalmente) seguido de todos los demás en hacerle el trabajo a Rajoy y prestarse a la abstención sin que el presidente en funciones hubiera movido aún un dedo. Grave error, espero que solo grave error. Después se precipitan los acontecimientos, se provoca la dimisión de Pedro Sánchez en Comité Federal vergonzoso y surge una Gestora difícilmente digerible.
No sé si debajo subyace un debate ideológico entre los que prefieren pactar con la derecha y los que preferimos dialogar con otras izquierdas. Incluso algunas voces de dirigentes han dicho que el PSOE es de centro. Pues entonces no es mi Partido. De acuerdo que demasiadas actitudes de Podemos echan para atrás, pero habrá que preguntarse por qué muchos votos que se nos fueron han llegado a ellos. Como también habrá que preguntarle a muchos de nuestros hijos por qué están en Podemos o sus alrededores.

Al menos escucharles. Pero si algunas posturas de Podemos echan para atrás, me gustaría conocer una sola del PP que no lo haga. Vamos a permitir que gobierne la derecha más de derechas y más corrupta de Europa. ¿Tendrán vergüenza para hacerle oposición después de dejarlos gobernar o tendrán vergüenza de apoyarlos en sus políticas de recortes a los derechos de los trabajadores y a las libertades? ¿Se taparán la nariz para no olerse a sí mismos o mirarán hacia otro lado para no verse siquiera?
A todo esto la militancia solo puede mostrar su opinión desde la lejanía. En la cultura socialdemócrata no figura el voto de los militantes, aseguran algunos ideólogos internos de la Democracia Orgánica. “Que voten los militantes va en contra de la esencia de la socialdemocracia”, ha asegurado Rodríguez Ibarra en un alarde intelectual de estos demócratas que de tanto evolucionar a la postdemocracia se han vuelto al siglo XIX.

Lo que hoy llamamos democracia orgánica, concepto quizá acuñado por la izquierda decimonónica, no ha logrado sobrevivir sino en regímenes de derecha, corporativos. Nos dicen a las claras que dejemos que nuestras élites formadas por hombres excepcionales introduzcan innovaciones progresivas y que la democracia interna se traduzca en que todos los militantes tengan derecho por igual a ejercer de interventores en las mesas electorales y pegar carteles en campaña.
En la tradición de la izquierda está el NO a la derecha y a sus políticas regresivas y represivas, nuestra cultura socialista es democrática por definición. Lo demás son zarandajas y vericuetos que pretenden esconder las intenciones de la oligarquía interna: perpetuarse en el poder.
De los movimientos alrededor del 15 M, los partidos tradicionales tuvieron la oportunidad de introducir elementos innovadores que mejoraran el sistema democrático. Del PP nada se esperaba, pero la elite dirigente del PSOE tampoco quiso. Así estamos.
Algunos compañeros me reprocharán que esta crítica no sea interna. Ni me han dejado expresarlo de otra manera ni quiero hacerlo de otra manera. Lo que hago es acusar en plaza pública y en voz alta lo que algunos quieren hacer con este Partido de izquierdas. Transparencia, compañeros, sin miedo. Consulta a la militancia ya. Y NO a Rajoy y al PP corrupto de ninguna de las maneras. Saludos socialistas.

 

José Félix Sánchez-Satrústegui Fernández

Deja un comentario