Mayo o desmayo, por José Félix Sánchez-Satrústegui

Una vez robado el mes de abril, como ya se quejaba Sabina por otros motivos, y convertido por obra y gracia de la crisis climática (emergencia, más bien) en un abril agostizo, habrá que corregir a Antonio Machado cuando escribía en Campos de Castilla: «Son de abril las aguas mil. / Sopla el viento achubascado, / entre nublado y nublado / hay trozos de cielo añil. / Agua y sol. El iris brilla.» Asimismo, deberemos sustituir el famoso refrán por este otro: «En abril, calores mil», si se me permite la torpe, pero indiscutible, actualización.

Comenzó mayo y continuó escondida la lluvia, ese recuerdo, a pesar de aquellos versos de Ernesto Cardenal: «Han llegado ya / las lluvias de mayo, / han vuelto a florecer los malinches colorados / y el camino del / Diriá está alegre / lleno de charcos».

No comenzó lluvioso mayo; tampoco poético. El Primero de Mayo, fiesta reivindicativa, CC.OO. y UGT pidieron que no se toquen ni la reforma laboral ni la de las pensiones si gana la derecha. Bajo el lema Subir salarios, bajar precios, repartir beneficios se convocaron setenta y tantas manifestaciones por toda España. Unai Sordo y Pepe Álvarez emplazaron a la patronal a sentarse a negociar.

Algunos ministros acudieron al acto. Yolanda Díaz, entre otras cosas, defendió la reducción de la jornada laboral sin rebaja de salario. Tanto ella como Ione Belarra, Irene Montero, María Jesús Montero y Alberto Garzón pusieron en valor los acuerdos y medidas en materia laboral adoptados por el Gobierno y firmados en el Diálogo Social.

Días después se firmó un nuevo Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva entre la CEOE, Cepyme y ambos sindicatos cuando las negociaciones se daban por rotas. Hay cuestiones muy importantes en este V Acuerdo.

Se contempla una subida salarial de un 10% en los próximos tres años. Se propone una cláusula de revisión que tendrá en cuenta el IPC interanual; se valorarán las circunstancias específicas para adaptarse a cada sector o empresa. Se pide impulsar la jubilación parcial y otras fórmulas de jubilación gradual y flexible en la negociación colectiva. Se llama a fomentar el contrato indefinido ordinario a tiempo parcial. Para reducir los tiempos y las listas de espera del sistema público se insta a las administraciones a firmar convenios de colaboración con las mutuas. Se emplaza a mejorar la seguridad y salud en el trabajo en un momento de auge de la siniestralidad laboral. Asimismo, se aboga por recurrir a los ERTE en lugar de al despido o por incrementar el teletrabajo. Se desarrollarán medidas en favor de la igualdad de género y contra la violencia sexual y de género, así como contra la discriminación de personas LGTBI. Se promueve la transición tecnológica, digital y ecológica. Se propone incluir medidas concretas en favor de la igualdad de oportunidades de personas con discapacidad. Sin embargo, lo más importante de la concertación social radica en que sigue adelante a pesar de algunos desacuerdos.

En el otro lado, en la antidemocracia, Vox celebra este día planteando un «sindicato patriótico» frente a los de clase, «socialistas y comunistas». Abascal lanzó la amenaza de que cuando gobiernen pondrán a los sindicatos «en su sitio» (se supone que querrán hacerlos desaparecer y retornar al sindicato vertical).

Se celebra el Dos de Mayo con apropiación indebida de una fecha histórica por parte de una facha histérica. Ayuso utilizó de forma torticera el protocolo para impedir el acceso a un ministro a un acto institucional y sustituirlo por un Feijóo extático. Si esto hubiera ocurrido en un evento similar en Catalunya, el PP hubiera instado a la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Pero «Madrid es España dentro de España. ¿Qué es Madrid si no es España?». Lo que Barbie Madriles, tan atrevida en su ignorancia, diga.

Los elogios patrióticos a tal gesta (no la de Ayuso, sino la festejada) deben matizarse, explica Rosa María Artal. Se celebra y homenajea, por parte de los gobernantes, militares y recuras actuales, a los héroes de aquel levantamiento que fueron traicionados por sus regidores, por la Iglesia y por el propio Ejército de entonces. Hipocresía mayúscula. La vuelta de Fernando VII (que de deseado devino en felón y acabó en mastuerzo, según el apodo que le aplica Nieves Concostrina en la SER), devolvió el absolutismo a este país. Una coincidencia con los deseos de Ayuso y, a lo que parece, con Feijóo, según se desprende de su reunión con los fiscales.

Los fiscales ultraconservadores se reunieron con Feijóo en una quedada con hedor facha para animar a este a que, si gana las elecciones (el fiscal Narváez expresó ese deseo con un «ojalá», además de insinuaciones trumpistas de posibles alteraciones de Indra en los procesos electorales), se cargue toda la legislación progresista que haya aprobado el gobierno socialcomunista, filoetarra. No faltó Consuelo Madrigal, la fiscala que ya había acusado al Gobierno de ilegítimo en un artículo de prensa. La conjura de los necios, llama Baltasar Garzón al cenáculo de confabuladores «patriotas».

Feijóo aseguró hace unos días: «Yo he llegado a Cádiz, tengo la pupila dilatada sin necesidad de ir al oftalmólogo. Tienen ustedes una luz impresionante. Muchísimas gracias y enhorabuena por la luz gaditana». Como la mayoría sabe, la dilatación pupilar (midriasis) se produce como reacción a la oscuridad; con tanta luz, lo normal es que se produjera una contracción pupilar (miosis). Algunas enfermedades o sustancias pueden provocar midriasis. Es posible que sufriera en la visita los efectos del éxtasis en alguna de sus tres acepciones (emocional, mística o alucinógena). Al final tendrá que acudir al oftalmólogo para una valoración inicial por ver si necesita algunas pruebas complementarias o consultar a santa Teresa, conocida experta en arrobamientos y desmayos. A Feijóo le faltó levitar. Vivo sin vivir en mí.

El gallego, extraviado, termina un mitin en Badajoz con una frase fuera de lugar (geográfico): «Acabo con la palabra ilusión, porque eso es lo que percibo cada vez que vengo a Andalucía». Es lo que tiene la dilatación pupilar, que conlleva una visión borrosa también de los límites territoriales. Los mentales, en cambio, parecen muy claros.

El programa electoral del PP se basa en «derogar el sanchismo», lo cual implica derogar la subida del salario mínimo o de las pensiones y la ley de la vivienda o, por ejemplo, acabar con la reforma laboral que ha disminuido el paro a la mitad de lo que estaba con Rajoy. Su otra arma electoral es recurrir al fantasma de ETA por el hecho de que EH Bildu haya votado a favor de algunas leyes del Gobierno, como las medidas anticrisis o la subida de las pensiones, tan terroristas ambas. Desean resucitar a una ETA derrotada incluso por muchos de los militantes de la propia EH Bildu. Un programa sin programa.

Vox ha recurrido al «corta y pega». Propone el mismo programa para todos los municipios, con incoherencias como proteger las playas de Madrid o ampliar el metro de Almería, lo cual añade torpeza y vagancia a su fascismo.

Izquierdas, déjense de luchas internas y céntrense en ganar a la derecha extrema. Hay que consolidar en las urnas los avances sociales indudables. Votemos para que el mes que empezó prosaico no acabe aún peor, con rima malsonante o en prosa dramática. Que mayo no termine en «des-mayo», o sea.

José Félix Sánchez-Satrústegui Fernández

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