Organízate contra la proletarización juvenil, por Aritz Ganuza


Estamos viviendo tiempos complicados; subida incesante del precio de la luz y la gasolina, inflación a niveles nunca antes vistos y una pandemia que parece que no va a acabar nunca. En este contexto de crisis económica que ha sido acelerado por la pandemia hemos visto como las condiciones de vida de la clase trabajadora han ido disminuyendo de manera progresiva. Este empeoramiento de las condiciones económicas (sobre todo de las familias más vulnerables) se ha juntado con el aumento del precio de los bienes básicos de consumo y un recorte de libertades políticas en el contexto de la pandemia. Esta fórmula, la mires por donde la mires no tiene consecuencia positiva, y hay quienes dicen que la situación irá a peor.

Por si fuera poco Europa como bloque económico está perdiendo peso y esto implica que independientemente de que partido gobierne, hay pocas posibilidades de mejora, ya que las decisiones políticas se dictan a nivel europeo (claro ejemplo de ello son los fondos europeos). Además, uno de los sectores que más está sufriendo este proceso de empobrecimiento, es la juventud trabajadora. Y ya que es muy fácil hacer afirmaciones sin justificación, desde GKS hemos tratado de hacer un trabajo de investigación como parte de la campaña “Gazte proletarizazioaren kontra antolatu!” para justificar todo esto, veamos los resultados.


Por un lado, hemos tratado recopilar datos a nivel de Navarra, y la realidad es de asustar. Para empezar, el paro juvenil en Navarra oscila entre el 25% y el 30%, casi tres veces más que el paro total. Además, pese a que el porcentaje de contratos temporales en Navarra es del 20% más o menos (cifra bastante alta de por si), este dato se dispara hasta el 62% en el caso de la población joven. Por si fuera poco, mientras que el salario medio entre las edades de 45 hasta 54 es de 32.000 euros, esta cifra se desploma hasta 13.500 euros para trabajadores menores de 25 años. De esta manera, queda en evidencia la cruda realidad a la que se enfrenta la juventud navarra, condenada a una pobreza estructural que no solo tiene consecuencias económicas, ya que esta situación imposibilita independizarse, crear un proyecto de futuro a medio o largo plazo, crear lazos o relaciones sanas y estables… Provocando así consecuencias graves también a nivel psicológico.


Otro dato de gran relevancia es que de todo el empleo recuperado tras la pandemia, el 95% son gente joven. A priori, esta cuestión puede no parecer problemática, pero para eso hay que ponerlo en contexto con la reforma laboral de Rajoy. Una de las claves de esta reforma fue y sigue siendo el bajo coste de despido. Esto permite que las empresas roten las plantillas, reemplazando trabajadores mayores con sueldos altos (convenios anteriores, luchas sindicales, longevidad…) por trabajadores jóvenes con el salario mínimo (SMI), reduciendo la masa salarial total recibida por la clase trabajadora (clave que por cierto no hay intención de cambiar en la reforma laboral de este año). Por lo tanto, es absurdo que el gobierno más progresista de la historia del estado español venda la subida del SMI de 15 euros como una medida social y de mejora económica para la clase trabajadora, cuando su única función es frenar las protestas sociales y ganar votos. Es más absurdo aún si comparamos esta subida del SMI (1,6%) en relación a la inflación en 2021 (6%), es decir, es un recorte salarial encubierto.


Para poder analizar la situación concreta de la juventud de Tierra-Estella, publicamos una encuesta, cuyos resultados confirman lo que hemos visto hasta ahora. De los y las jóvenes que contestaron y han trabajado alguna vez, el 45% ha trabajado gratis alguna vez (incluyendo contratos de prácticas o duales) y el 60% ha trabajado en negro alguna vez. Además, el 72% de los que han respondido cree que tendrá peores condiciones laborales por el hecho de ser joven, y el 50% no se ve capaz de entender del todo un contrato laboral o una nómina. Por si fuera poco, al 85% le gustaría independizarse antes de los 26, pero solo el 30% cree que lo va a conseguir. Queda clara así la situación tan precaria que vivimos los jóvenes de Tierra-Estella. Encima, a las malas condiciones económicas se les suma la dificultad de organizarse para hacerles frente. Para ponerlo en perspectiva, el 60% de los jóvenes que contestaron trabaja en fábricas o hostelería, esto es, en condiciones de trabajo donde la posibilidad de organizarse es mínima (trabajando a través de ETTs, trabajos temporales o de verano, trabajos en pequeños negocios, contratos de prácticas… Puestos de trabajo donde la afiliación sindical es prácticamente nula, y las posibilidades de organizarse aún menores), anulando su potencialidad política.


Esta ofensiva debemos entenderla como he comentado antes, dentro de un contexto de crisis, donde la burguesía necesita mantener la tasa de ganancia a costa de la clase trabajadora para no caer en bancarrota. Esta opresión concreta que sufre la juventud trabajadora cumple funciones importantes para el capitalismo. Por un lado y la más clara, la función económica, es decir, sacar mayor beneficio por imponer peores condiciones a una parte de la clase trabajadora. Esto se da dirigiendo a la juventud a un tipo de trabajos concretos (trabajos peligrosos, cobros en negro, trabajos más intensos…) y a través de diversos mecanismos (ETTs, contratos de practicas o duales, devaluacion de los salarios…).

La segunda función sería más política, en este caso hablamos de intervenir culturalmente en la clase trabajadora del futuro, o dicho de otra manera, acostumbrar a la juventud a unas condiciones miserables de vida para así normalizarlas, y que sean lo socialmente aceptado en el futuro. Ante esta situación, ningún partido político es capaz de darle una solución a este problema, ni los partidos de derechas ni de izquierdas. De hecho, el problema con estos últimos es que solo son capaces de hacer promesas que no cumplen, y después, intentar ocultar esa incapacidad a través de medidas inútiles como la subida del SMI, con la intención de mantener o conseguir votos. De la misma manera, son los mismos que aceptan los fondos europeos, los mismos que aceptan los presupuestos generales del estado donde se le sube el sueldo a la policía, los mismos que le bajan la edad de
jubilación a la policía foral y los mismos que aceptan, defienden y aplican medidas autoritarias que poco tienen que ver con criterios sanitarios. Siendo estas dos últimas medidas un modo de mimar a este aparato represivo, algo que cobrará sentido cuando en un futuro en el que la situación siga yendo a peor y a falta de mejoras reales, esto acabe por estallar.


En conclusión, desde GKS creemos que la organización independiente del proletariado con el objetivo de construir una sociedad justa y sin clases, es la única manera de hacer frente a esta problemática, al igual que a todas las demás. O dicho de otra manera, idear una estrategia que sea capaz de superar el sistema capitalista en su totalidad. Por ello, a finales de noviembre comenzamos la dinámica “Organízate contra la proletarización juvenil!/Gazte proletarizazioaren kontra antolatu!” que busca trabajar con la juventud trabajadora de Tierra-Estella, para poder hacer un análisis real de la situación, socializar la problemática, y formarnos tanto teórica como prácticamente. En este momento, estamos dentro de una campaña de socialización, que terminará el 29 de enero con una manifestación en Pamplona, a la que consideramos crucial asistir, si queremos dar pasos adelante hacia un futuro mejor.
!Luchemos contra la ofensiva económica y política de la burguesía!

Aritz Ganuza

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