Mi ex coronavirus y yo (XXXI), por Algarabía. «Parque y canas»

5000

 

 

Ayer fui a comprar a un mercado cercano y tuve la oportunidad de andar como 500 m y otro tanto para volver, por lo que pude fijarme en lo frondoso que está mí parque. No quiero que entendáis el “mí” como indicativo de posesión, es que me considero tan de aquí, que también me identifico con él.

Cuando yo era pequeña había un dúo, Victor y Diego, que cantaban una canción que se titulaba “El parque”, a mi me encantaba. Me sigue gustando y siempre que la escuchaba mi mente volaba al parque, que también tiene una fuente, que fue y sigue siendo testigo de muchos primeros besos y que ahora crece salvaje.

Como no salgo de aquí, no sé si en todas partes pasa lo mismo, pero que la naturaleza siga su curso sin la domesticación que hacemos las personas en un parque grande como este, resulta una visión preciosa, porque claro cuando en circunstancias normales se corta el césped cada cierto tiempo, con él se van las flores silvestres que crecen en cualquier terreno.

Ahora, está el parque lleno de margaritas que van a su aire, como mis canas. Las que me leéis habitualmente, recordaréis que en uno de los primeros escritos os decía que me había contado las canas de lo aburrida que estaba y que sólo tenía siete, pues ahora ya no, ya son más de catorce, me gustaría saber quién les ha dado permiso para salir, ¿No se pueden confinar como el resto?

La verdad es que no sé si será la clausura, pero creo que se me han echado unos cuantos años encima en un mes y medio, espero se vayan al volver a la “normalidad”. Otra vez cayendo en el eufemismo de la normalidad, nada va a volver a ser como era, nada, o eso espero. Hoy escuchando a Ávalos decir que después de esto, nadie dudará en poner todos los recursos económicos en una sanidad pública y universal, he tenido una ligera esperanza.

Es verdad que es muy ligera la esperanza, pero mal haríamos si no somos capaces de elevar aquello que se ha demostrado imprescindible, aquello por lo que merece la pena pelear cada uno de los días.

Los que sois mis amigos de antes me decís que soy transparente cuando escribo, supongo que es porque me conocéis, también que estoy un poco bajita estos días. La verdad es que son muchas horas al día trabajando para que las empresas no se salgan con la suya y eso a mí al menos, me resta muchas energías.

Pero no sufráis que esto se pasa, el otro día hablando de la risa os decía que tengo amigas con las que la risa es fácil en cuanto sale a relucir Joselito, pero no el de “El pequeño ruiseñor” no, el de adulto. ¿Visualizáis al adulto pequeño ruiseñor? Justo ese, pues hay una entrevista que le hizo Lauren Postigo, en mi casa le llamábamos “Lauren Castigo” y el programa se titulaba Cantares, nosotros lo llamábamos “Hablares”.

No sé si os habéis puesto en situación de uno y otro elemento que se retroalimentaban, buscadlo en youtube porque os váis a tronchar. El Castigo pregunta a Joselito, ojo a la preguntita que no tiene desperdicio, imaginaros el acento andalú que escribiendo es difícil de imitar. Y tú Joselito ¿Qué pensabas cuando ibas en tu Mercedes, por esos suburbios y veías a los niños desarrapados y hambrientos jugando felices en la calle? Y el otro respondía que “Qué suerte tenían esos niños y me daban mucha envidia”. Ahí es nada.

La siguiente pregunta es de qué había vivido su vida de adulto y ya el despiporre, se produce cuando dice, de las mujeres. Pero por favor, habéis visto y oído a ese hombre, es verdad que hay ojos que de legañas se enamoran como decía mi abuela, pero es que Joselito además de cazador, mercenario para grupos militares golpistas africanos, fue encarcelado por tráfico de coca, ósea un mirlo blanco.

Seguramente fuera de contexto nos os hará demasiado gracia, pero tengo una amiga que después de veinte años me sigue diciendo que le repita aquella entrevista, que yo imito haciendo las voces de uno y otro y nos reímos hasta reventar las dos.

Sí, soy gamberra y payasa, algún día os contaré las bromitas que gastaba y las que como buena reciprocidad, tenía que recibir. Me encanta poder hacer reír y como os decía hace unos días, reírme hasta de mí misma. Espero que al menos el tiempo que me leáis, disfrutéis y os olvidéis de que hay un bicho microscópico que nos ha complicado la vida de mala manera.

Por cierto, necesito un niño a quien entrenar corriendo cuando salga a la calle, que por lo visto han engordado un 5%. Que digo yo, de dónde han sacado esa información las nutricionistas. Además hay que convencer a un niño que lleva más de un mes enjaulado, que no toque las cosas, se les ha olvidado lo que es un niño. Y ya sabéis, un día más y uno menos para recuperar nuestras vidas.

 

2 comentarios en “Mi ex coronavirus y yo (XXXI), por Algarabía. «Parque y canas»

  1. Egun on,es qué Él Parqué De LOS LLANOS,es de todas y todos los y las ciudadanas de LIZARRA,es algo nuestro,dónde hemos pasado la infancia,en su Playa Fluvial,haber sí este año se puede poner,sería maravilloso,de ilusión también sé vive,pasado también nuestra juventud cantando con las guitarras en sus bancos y él la hierba,los primeros besos a escondidas de nuestra juventud,los baños en La Poza del Agua Salada,y después paseos y estancias con nuestros hijos,nietos,familia,amigos,tomando algo en él Chiringuito o bar,ahora llamado La Hormiga y ése Bar Gavia,él de los Cines,y Él Centró Cultural ,Kulturareguin de los cines,para mí es lo más maravilloso del mundo y he viajado mucho y he visto mundo y me quedó con mí Parqué de LOS LLANOS

    Me gusta

    1. Mi parque se llama El Paraiso y está en un barrio obrero de Madrid, San Blas, la canción me recuerda a esos tiempos en que tu única preocupación es que, tu madre te deje jugar más tiempo en la calle, desgraciadamente mi hijo no pudo disfrutarlo porque en los 80 y 90 en este barrio la droga diezmó a mi generación de una manera brutal. El parque se convirtió en un contenedor de jeringuillas esparcidas por cualquier sitio, donde no podías llevar a jugar a los niños

      Me gusta

Deja un comentario