La Real Academia de la Lengua Española define el término ‘apoquinar’ como ‘pagar o cargar, generalmente de mala gana, con el gasto o la parte del gasto que a alguien le corresponde’.
Y eso es lo que van a tener que hacer los vecinos de Estella-Lizarra: pagar el coste derivado de la colocación de la ikurriña en el Ayuntamiento durante las pasadas fiestas, tras la sentencia que declara ilegal esta acción. Sólo que en este caso se trata de un gasto que “no corresponde” a lo vecinos, ya que el único artífice de la fechoría es el propio Consistorio regido por Bildu.
Ya vemos, pues, el modo de gobernar de la formación abertzale: impongo la bandera con la que sólo yo y mis acólitos nos sentimos identificados, y no me importa cometer un acto ilegal. Si la Justicia nos condena a pagar, serán los vecinos quienes asuman el coste.
Así, guiado por una vieja obsesión, el nacionalismo pervierte la esencia de la institución, cuya finalidad es velar por los intereses de todos y, en ningún caso, ser utilizada para enarbolar una determinada causa política.
El resultado es un agravio para los contribuyentes, que ven perjudicados sus bolsillos, y la ofensa a una mayoría que rechaza la imposición de una bandera ajena.
Habría que ver si la alcaldía se saltaría tan alegremente la ley en caso de tener que responder con su patrimonio personal o, de lo contrario, se lo pensaría dos veces.
Es muy triste que el Ayuntamiento de una ciudad como Estella-Lizarra, con grandes oportunidades y fortalezas, malgaste el dinero público en pretensiones estériles que solo generan división y malestar. Algo más fructífero sería invertirlo en mejorar la economía e incentivar el desarrollo.
Porque una ciudad nacida al calor del camino de Santiago, abierta y cordial, antítesis de fronteras y nacionalismos frustrados, no puede ser gobernada por quienes se empeñan en dividir a la sociedad y pisotear nuestra Historia. La ciudad del Ega no se lo merece; se merece un gobierno que cuide a sus gentes, que respete sus raíces y que la haga crecer.
Por tanto , si es antítesis de fronteras y nacionalismos frustrados (que no sé qué significa eso), no debería haber ninguna bandera, no?
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Mejor ninguna bandera, que una que no corresponde ni al territorio ni a las personas. De cajón, vamos!!!
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Un vergüenza que una autoridad infrinja la ley, más que lo haga a sabiendas de que le van a multar, y encima pretender que lo paguen los vecinos. Eso es mal uso de los fondos públicos, además de saltarse al ley a sabiendas. Y eso tiene hasta nombre el el código penal.
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