Olentzero maitea: este año, la vergüenza nos pesa más que el carbón

En esta época donde parece que la bondad y la solidaridad brotan por todas partes, es inevitable preguntarse qué regalo moral deberíamos pedir, o mejor dicho, qué vergüenza debería Olentzero llevarse consigo. Este año, amigo carbonero, no necesitamos regalos.

Necesitamos algo mucho más valioso y, al parecer, casi imposible de encontrar: tener voz y mantener la dignidad. El silencio que ha caído sobre nuestras calles y sobre la mayoría de los medios de comunicación, justo después del último falso anuncio de «alto el fuego» por parte de la potencia ocupante en Gaza, Israel, no es tranquilidad y, mucho menos, “paz”. Es la prueba de que nos han ganado una batalla moral.

No nos han vencido con bombas, sino con el truco sucio de la saturación informativa y de la fatiga de la compasión. Pero no nos engañemos: lo que ocurre en Palestina no es un «arrebato» aislado de Israel. Es, simplemente, la forma extrema en la que opera el imperialismo occidental. Mientras en el «centro» del mundo disfrutamos de un estado de bienestar, este se sostiene sobre el saqueo constante de las periferias. El genocidio que presenciamos es la cara más cruda de un modelo político normalizado en Europa y EE. UU., donde unas vidas valen todo y otras no valen nada.

El objetivo era claro: conseguir que la ciudadanía, que había demostrado una fuerza increíble en la calle (como vimos en la Vuelta o con la Flotilla), volviera a la comodidad de no hacer nada. Y, tristemente, lo han logrado. Han conseguido que nuestros gritos se reduzcan a un susurro, y el susurro, a un vergonzoso y cobarde silencio. conseguir que la ciudadanía, que demostró una fuerza increíble y, a menudo, de forma espontánea (como vimos en la Vuelta ciclista o con la Flotilla), volviera a casa. Es lo que suele pasar: las protestas sin estructura se calman con facilidad y nos conformamos con poco.

Por eso, desde la Plataforma «Lizarraldea Palestinarekin», tenemos claro que no basta con gritar de vez en cuando; la clave es organizarse para construir una alternativa real que ponga freno a este modelo imperialista y a la barbarie que Europa y EE. UU. llevan ejecutando toda la vida. Este silencio, que es pura complicidad, es la mejor arma de las instituciones y los poderosos que, disimulando mucha preocupación, con el autoritarismo habitual aseguran que el agresor siga impune. Han logrado que el terror parezca normal y que la “pausa” de los bombardeos (que nunca han parado) se vea como el final del problema, y no como el enésimo engaño publicitario para desactivar a una sociedad que había demostrado ser imparable cuando se moviliza.

Ante esta anestesia general, nace la Plataforma «Lizarraldea Palestinarekin». No venimos a pedir caridad ni a gestionar unos días de tregua; venimos a exigir la justicia de raíz que nos han negado. Nuestros principios son claros y no admiten dobles lecturas: – Sostenemos que el Estado de Israel no tiene derecho a existir y debe desaparecer. Su presencia en territorio palestino no es legítima, ni histórica, ni moral. Es decir, reclamamos la solución histórica defendida por los grupos de resistencia Palestina de que únicamente debe existir su Estado. – Creemos que Palestina es un Estado y, por lo tanto, tiene todo el derecho a defenderse como considere necesario, frente a una ocupación constante y a un genocidio.

– Es necesario el boicot completo a todas las Instituciones, empresas y organismos, públicos o privados, que con su silencio, sus acuerdos o sus declaraciones, dan validez a la existencia y a los crímenes de Israel. Olentzero, si tenemos que pedir algo, que sea esto: que por fin se rompa el silencio. El cinismo de los gobiernos y las élites busca silenciarnos porque saben que somos muy fuertes cuando unimos nuestras voces.

La energía que mostramos en cada manifestación, en cada acto de protesta, es el verdadero peligro para quienes se benefician de la ocupación y de las masacres. No caigamos en la trampa de rendirnos. No permitamos que la «paz» que nos ofrecen sea, en realidad, la paz que se consigue cuando todo el mundo está muerto o resignado. Es hora de que la gente de Lizarraldea y de toda Euskal Herria reivindique con rabia que la única solución pasa por el fin de la ocupación y la eliminación de la estructura racista y segregacionista.

Les molestamos. Les damos miedo. Por eso nos piden que nos callemos. La mejor respuesta es volver a la calle, hacer boicot y gritar la verdad sin andarnos con rodeos. Olentzero, el regalo más importante es nuestra conciencia despierta y nuestra firmeza para seguir luchando. Que el próximo año sea el año en que la verdad y la justicia, de una vez por todas, expulsen a la vergüenza del silencio.

Lizarraldea Palestinarekin

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