Trumpistas, trampistas e inmundicias variadas, por José Félix Sánchez-Satrústegui

Se veía venir. Tras la oposición a la arancelitis explosiva y ecuménica de Trump, este aseguró que todos le terminarían «besando el culo» y que algunos habían empezado ya. En ello están. Cada acto al que acude, se convierte en una explosión de chulería con la intención de acojonar al personal y alimentar su ego. La propuesta del agente naranja, de obligado cumplimiento, para incrementar el gasto militar de los países de la OTAN, aconsejada por la industria armamentística yanqui de acuerdo con su ideología de todo por la pasta, fue del 5%, imposible de cumplir por los países que se plegaron a la orden del baranda. En la cumbre atlantista de junio se concretó la política de vasallaje que pretende. Mark Rutte, jefe de la cosa, le llamó «daddy (papi)» —«a veces papi debe usar palabras duras», precisó para maquillar la agresividad de la bestia—, en un claro acto de servilismo, además de aviso a díscolos. Es de suponer que, iniciado de facto desde su entronización, quede inaugurado de iure el besaculo —perdón por la malsonancia, pero no se me ocurre un palabro más acorde— en cada evento en el que aparezca el dictador electo.

Pedro Sánchez no se sumó a la pamema y sufrió las amenazas naranjas, un «te vas a enterar con los aranceles» —ignora que tales asuntos se negocian con la UE— y el aviso de un general de su entorno sobre el posible traslado de las bases norteamericanas de Morón y Rota a Marruecos. Dan muchas ganas de volver a gritar aquello de «¡OTAN NO, BASES FUERA!», pero la UE está agarrotada en cuanto a avances en defensa propia, entre otras parálisis.

En seis meses, el matón, además de desparramar aranceles, ha ordenado redadas masivas de inmigrantes —para los cuales ha abierto una prisión rodeada de caimanes por si se les ocurre escapar—, ha apoyado sin fisuras al criminal de guerra Netanyahu y bombardeado Irán, ha atacado Universidades y ha decidido la salida de la OMS, así como el cierre de la agencia de cooperación al desarrollo, USAID, la mayor agencia de cooperación del mundo.

Organizada por Naciones Unidas, se ha desarrollado en Sevilla la 4.ª Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, una de tantas cumbres que se podían denominar Enésimo Corrillo de la Basca Planetaria para la Elaboración de Promesas Incumplidas. Un espacio con deseo imposible de adoptar medidas para revitalizar la cooperación internacional al desarrollo.

Entre las promesas mundiales incumplidas están los acuerdos sobre el cambio climático para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Es la economía, estúpidos. Los negacionistas, aunque demuestres el derretimiento de la Antártida o que el mar Mediterráneo ha devenido en caldo, seguirán negándolo. Y asumir que, a pesar del oleaje de calor que nos insola, este será el verano más fresco del resto de nuestras vidas es desolador.

Aquí, en la España gobernada por una coalición de izquierdas —¿será por eso?—, jueces y fiscales conservadores, en pie de guerra contra la necesaria reforma del acceso a la judicatura, realizan una huelga ilegal —sí, ilegal; sí, los jueces y los fiscales— contra los poderes Ejecutivo y Legislativo, con servicios mínimos establecidos por ellos mismos, sin merma salarial, vestidos de toga y puñetas, en la que mandan a hacer ídem la ley y la Constitución, porque, según ellos, el poder Judicial no emana del pueblo, sino de sus santos dídimos, secretores de testosterona gremial a espuertas —he recordado en varias ocasiones que el dictador asesino dejó «todo atado y bien atado» y el Aznarísimo le secunda con «el que pueda hacer que haga»—.

Otros jueces siguen a lo suyo. Peinado, que dio por muerta a Begoña Gómez en uno de los muchos errores de sus escritos, ahora la toma con Bolaños, al que interrogó en Moncloa con prepotencia, mala educación y falta de respeto. Dirige una exposición razonada —es un decir— al Tribunal Supremo (TS) en la que pide investigar al ministro, que, en palabras del profesor Urías, «es uno de los documentos jurídicos más vergonzantes emitidos por un juez español con relevancia pública». El TS la ha rechazado y deja en ridículo al juez.

El último Comité Federal del PSOE comenzó mal con la aparición de otro machirulo. Mujeres socialistas exigen a Ferraz que la expulsión de Salazar sea definitiva porque sus conductas eran un clamor: si es así, quienes han cerrado oídos ante el clamor deberían ser expulsados también.

Page, que hizo de portavoz oficioso del PP en tal reunión, función que realiza desde hace tiempo, se había venido arriba quizá aupado por las declaraciones previas contra Pedro Sánchez de Felipe I de Suresnes y X de los GAL —X «por acción u omisión consciente»—. Vinculado a los casos Filesa, Juan Guerra y la roldanesca, comprobó que las empresas energéticas no te crean ni te destruyen, solo te transforman…en amante de las puertas giratorias —en una versión de la famosa frase atribuida erróneamente a Lavoisier—. Ibarra en un artículo en El Mundo habla de las «enormes tragaderas» de sus compañeros socialistas con Sánchez y «los aplausos, las risotadas y las alabanzas constantes» junto a los ataques a quienes discrepan. Cuando dirigía el PSOE extremeño no criticaba a quienes le alababan a él porque, entre otras cosas, estaba con el guerrismo en aquello de que quien se moviera no salía en la foto. Su ego ha ido en aumento. Ibarra no solo discrepa, sino que se opone a todo lo que haga Sánchez. Si estás más de acuerdo con la derecha que con el PSOE, vete al PP —y llévate a Page, Guerra y Felipe—.

En el reciente congreso del PP, más del 99 %, de los congresistas apoyó a Feijóo, Ayuso 7291 calló, Tellado fue nombrado Secretario General y Ester Muñoz fue designada nueva portavoz del grupo para continuar con el estilo camorrista habitual. Aznar y Rajoy quisieron impartir lecciones de anticorrupción, con un par; Casado no estuvo, por supuesto; Mazón fue vitoreado, como debe ser, y no se habló de política, sino del sanchismo, otra costumbre. Los populares asumieron algunas de las tesis de la extrema derecha sobre la inmigración.

En la ponencia pepera del referido congreso se propone, por ejemplo, repatriar de inmediato a los inmigrantes ilegales y otras medidas xenófobas similares a las que plantea Vox, siguiendo la teoría del «gran reemplazo» de Le Pen y las prácticas de Trump. La diputada ultra Rocío de Meer propuso deportar a ocho millones de personas de origen extranjero, incluidos inmigrantes de segunda generación, nacidos en España. Feijóo y el PP, en su permanente viaje al centro cada vez están más cerca de la extrema derecha. Problemas de geolocalización, o sea.

Aparte de cuestiones humanitarias y de derechos humanos que no van a entender estos bestias, según un reciente estudio del BCE el 80% del incremento del PIB de los últimos cinco años en España ha sido impulsado por los trabajadores venidos de fuera.

Entre tanto mensaje xenófobo y racista, en Torre Pacheco (Murcia) ya ha comenzado la «cacería» de inmigrantes, en gran parte magrebíes, «para reunirlos con Alá», instigada por grupos de extrema derecha. El líder regional de Vox, José Ángel Antelo, hace unas declaraciones que incitan al odio cuando vincula migración con delincuencia, ese principio, falso, fascista.

Pedro Sánchez anuncia un plan de 15 medidas contra la corrupción que el Gobierno ha acordado con la OCDE, el Consejo de Europa, grupos parlamentarios y expertos. Feijóo hace caso omiso a las medidas, no presenta alternativas y se dedica a acusar a Pedro Sánchez de ser «partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución», en referencia a las saunas del suegro, basándose en los bulos de los audios de Villarejo. Los magistrados de la Audiencia Nacional declararon que tal actividad privada era lícita, recriminaron la «deplorable utilización partidista» de tal información y aseguraron que airear este asunto lícito para dañar a un adversario político les merecía todo el «reproche moral». El líder del PP prefiere profundizar en la indecencia.

El exministro de Hacienda del PP, Cristóbal Montoro, ha sido imputado por beneficiar a empresas gasistas y por otros delitos cuando era ministro de Hacienda en los Gobiernos de M. Rajoy, el que en 2012 aplicó el mayor recorte social de la democracia, mientras Montoro lanzaba una amnistía fiscal que rompía España entre ricos y pobres y fue declarada anticonstitucional cuando ya era demasiado tarde. Huelen mal estos gases fétidos, hieden a la peor corrupción.

Adenda. No nos olvidemos de Gaza. Se anuncia un nuevo desplazamiento forzoso, encerrando a 600.000 palestinos en un campamento sobre las ruinas de Rafah, en la que llama «ciudad humanitaria», lo que no es más que un nuevo avance en la aniquilación del pueblo palestino.

El broche de oro es la oferta del genocida Netanyahu para Nobel de la Paz a Trump, el que apoya la limpieza étnica palestina. Instauren el Nobel de la Ignominia —se admiten nombres más potentes y repugnantes para tal premio— para otorgárselo ex aequo a ambos y el de la Vergüenza al resto de la humanidad silenciosa.

Me quedo, para acabar, con la iniciativa de Luis García Montero en su artículo Una sonrisa por Palestina. En él, se refiere al embajador de Palestina en España, Husni Abdel Wahed, quien, cuando participa en los actos de solidaridad con el pueblo palestino que se organizan en este país, cita al poeta Mahmud Darwihs y, como él, habla de la necesidad de «buscar un sueño bajo las estrellas, una forma de resistencia basada en la esperanza de que el rencor no acabe determinando el futuro de su gente. Porque no se trata sólo de defender el derecho a un territorio propio, sino de conservar una cultura más allá de la abominación». Acaba afirmando: «nuestra mejor venganza será la sonrisa de nuestros hijos». ¿Nos apuntamos a esa esperanza?

Pregunta final: ¿Será todo esto consecuencia del capitalismo? Respuesta: Agrupémonos todos.

José Félix Sánchez-Satrústegui

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