¿Qué tienen en común el mayor naufragio de la historia, la Segunda Guerra Mundial, Estella y el tren vasco-navarro?

MARZO

 

La respuesta nos la ofrece la novela de Kepa Menéndez, titulada: «La ficha 145 de Nüremberg». El propio autor ha accedido a presentar a los lectores de Estella Noticias un libro lleno de intriga que se desarrolla entre el final de la Segunda Guerra Mundial y los últimos momentos del «Trenico».

Me complace presentaros mi nueva novela, “La Ficha 145 de Núremberg”, un thriller que aúna los últimos días del Ferrocarril Vasco-Navarro y el mayor naufragio de la historia, el del trasatlántico alemán MS Wilhelm Gustloff.

  • Ferrocarril Vasco-Navarro

Pese a no llegar a conocerlo, escribir una novela sobre el Trenico ha estado siempre muy presente en mí; tal vez por los innumerables recorridos que completé por el antiguo trazado en bici, de cuya reconversión como vía verde, junto al experto Javier Suso San Miguel, fui uno de los valedores.

Como todo medio de transporte, mucho más en el caso que nos ocupa por su carácter comarcal, el Trenico desempeñó una función esencial en el desarrollo industrial y social de Navarra, Álava y Gipuzkoa.

La vida de este ferrocarril de vía estrecha no estuvo exenta de vicisitudes, que marcaron su existencia hasta el fin de sus días.

Asignada la concesión a la sociedad británica The Anglo-Vasco-Navarro Railway Company, debido a la negativa de los gobiernos central y foral a sufragar los gastos, las obras del tendido entre Vitoria y Salinas de Léniz se iniciaron en 1887. Sin embargo, y con apenas una veintena de kilómetros de línea férrea construidos, fue en este punto, en el valle del Alto Deba, donde comenzaron los problemas para el Anglo al declararse en quiebra uno de los avalistas.

Tras varias subastas infructuosas, el Estado se hizo cargo de la línea y completó el tramo entre Salinas de Léniz y Bergara, y posteriormente el que unía Vitoria con Estella, siendo este último calificado como el trazado ferroviario mejor diseñado y más avanzado de España.

Pero la irrupción del automóvil revolucionó el mundo de la locomoción y el Gobierno se decantó por las cuatro ruedas en detrimento del ferrocarril, prescindiendo de líneas que, supuestamente, no eran rentables. Una de ellas era la del Vasco-Navarro, cuyo cierre tuvo lugar el 31 de diciembre de 1967.

En la novela, la trama del Vasco-Navarro se desarrolla entre Tierra Estella y la Montaña Alavesa, con especial relevancia al nudo ferroviario del desfiladero de Arquijas, que se puede ver en la portada, y al municipio de Maeztu.

  • S. Wilhelm Gustloff

Diseñado en un principio para llamarse M.S. Adolf Hitler, este trasatlántico fue finalmente bautizado como M.S. Wilhelm Gustloff en memoria del líder del partido nazi en su rama suiza, y amigo personal del Führer, asesinado por un estudiante judío.

El Gustloff fue gestionado por la Kraft durch Freude (KdF, Fuerza a través de la Alegría), organización del Tercer Reich entre cuyas funciones estaba la uniformización del estilo de vida de la clase media de la Alemania nazi. De esta forma, el Gustloff fue concebido para que no existiera distinción por clase, de modo que los camarotes eran todos iguales. Aunque eso no restaba confort a sus instalaciones: siete cocinas, grandes comedores, salas de lectura, gimnasio, peluquerías, enfermería, piscina climatizada, cubiertas de paseo…

Con un desplazamiento superior a las 25 mil toneladas y ocho cubiertas de diseño, sus dimensiones lo convirtieron en el quinto buque más grande de Alemania.

Pese a su corta existencia (1938-1945), bajo su condición de crucero de línea el Wilhelm Gustloff realizó viajes por el Báltico y el Atlántico, pero también sirvió para el traslado a España de la Legión Cóndor o como lugar en el que los alemanes y austriacos residentes en el Reino Unido votaron sobre la anexión austriaca a Alemania; proceso conocido como Anschluss.

Sin embargo, el apelativo de Buque de la Alegría por el que el Gustloff era conocido, se desvaneció con la invasión de Alemania a Polonia y el consiguiente estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Como sucediera con el resto de buques civiles, el Wilhelm Gustloff fue requerido por la Kriegsmarine y se le asignó labores propias de la contienda. Así, de buque hospital pasó a transporte de tropas, buque de guerra y buque-escuela para los soldados que conformaban la Flota Submarina U-Boot.

El devenir de los acontecimientos y el recrudecimiento de la guerra con el contraataque de Stalin en junio de 1944, que allanó el camino del Ejército Rojo hasta conquistar Berlín, hizo que las vidas de los más de cuatro millones de civiles germanos residentes en Prusia Oriental y Países Bálticos se vieran amenazadas.

Consciente del peligro que corrían sus compatriotas, Karl Dönitz, Jefe Supremo de la Kriegsmarine, diseñó un dispositivo de evacuación marítima que pretendía el traslado del mayor número de civiles al norte de Alemania, hasta situarlos en la frontera con la Dinamarca ocupada. El dispositivo recibió el nombre de Operación Hannibal.

Durante algo más de cinco meses, un millar de embarcaciones completaron una y otra vez el trayecto entre los puertos bálticos y la localidad alemana de Flensburg. Uno de esos buques fue el M.S. Wilhelm Gustloff, el cual, pocas horas después de zarpar del puerto polaco de Gottenhafen (Gdynia, en la actualidad), en el que era su primer viaje en el marco de la Operación Hannibal, fue torpedeado y hundido por un submarino soviético. A bordo viajaban más de 10.000 personas, la mayor parte mujeres y niños, de las cuales solo sobrevivió un millar. El balance de fallecidos fue de 9343.

La tragedia tuvo lugar la noche del 30 de enero de 1945

Nada más tener conocimiento del suceso y la magnitud de la catástrofe, Hitler ordenó silenciarla para no minar la ya endeble moral de su pueblo; y Stalin, dinamitar el pecio para evitar ser acusado de crímenes contra población civil.

Pese al elevado número de víctimas, seis veces superior a la del Titanic, la catástrofe del Gustloff es poco conocida incluso en Alemania. De hecho, se la conoce como “el naufragio del que nunca has oído hablar”.

  • Otros temas que aparecen en la novela:

La trama se adereza con los episodios más trascendentes de la Segunda Guerra Mundial, como la entrevista en Hendaya entre Hitler y Franco, la Batalla de Inglaterra, el Berghof (residencia de verano de Hitler en los Alpes Bávaros), la Zelionaya Rosha (dacha de verano de Stalin en Sochi), el campo de concentración de Auschwitz, los Einsatzgruppen (batallones nazis de fusilamiento), los cazadores de nazis, y por supuesto, los Juicios de Núremberg.

También estará presente la antigua fábrica alavesa de asfaltos en Atauri, que cobra vida para la novela; así como el espionaje y contraespionaje nacional e internacional, el régimen franquista y las redes antifascistas…

La novela rinde homenaje a los hombres y mujeres que dieron vida al Ferrocarril Vasco-Navarro y a las miles de personas que fallecieron en la tragedia del Wilhelm Gustloff.

 

Kepa Menéndez

 

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