FECHA. 1 de Noviembre de 2017

 LUGAR: Plaza de toros El Relicario de CIUDAD HIDALGO (MICHOACAN)

 ENTRADA: Casi lleno.

 RESEÑA: Diego Sánchez (silencio y oreja tras aviso); Pablo Hermoso de Mendoza (oreja y dos orejas y rabo); y Leo Valadez (silencio y silencio).

 GANADERIA: Toros de Antonio Guzmán (1, 3, 4 y 6) y Marrón (2 y 5).

COMENTARIOS. A juzgar por la gran entrada que acogió la plaza de Toros El Relicario de Ciudad Hidalgo, a los aficionados de esta zona se les hicieron largos los diez años de ausencia del rejoneador navarro de este coso. Un gran ambiente que empujó durante todo el festejo al buen hacer de los actuantes y que motivo especialmente a Pablo que obtuvo aquí su primer rabo de esta temporada.

Además de eso, también el buen juego de los toros que lidió Pablo en hizo que los caballos pudieran lucir y el navarro mostrar su toreo en plenitud. Plenitud de ALQUIMISTA de salida ante el primer toro, todavía muy distraído y al que le costaba embestir hasta que recibió el primer rejón de castigo. A partir de aquí el camino lo planteó el caballo y el toro obedeció, lo cual se agradeció en un lucido tercio de banderillas donde BERLIN y JANUCA templaron las embestidas con galopes de costado toreando con la cola el primero y templando en el estribo el bayo. Cerró con una rueda continuada de cortas montando a DON PEPE con el toro muy pegado a tablas y cerró de un rejonazo tras pinchar. Obtuvo la primera oreja del festejo.

Al quinto del festejo le costó salir de chiqueros y le costó embestir, tanto, que al final BARRABA le atacó con el rejón de castigo sin haber dado una sola carrera. El rejonazo resultó el estímulo que el preciso berrendo necesitaba porque a partir de aquí todo fue embestir y colaborar con los caballos. Embestidas que DISPARATE acompasó con sus movimientos toreros y que lució en forma de hermosinas, coreadas por los tendidos y disfrutadas al máximo. Galopes templados de costado y tres buenas banderillas, dieron paso a DONATELLI que continuó con la fiesta ahora con sus piruetas y sus elevadas, todo ello ante un toro que ponía también de su parte.

Esa entrega fue haciendo mella y el toro ya más parado, esperó a DOM QUIXOTE que una tras otra fue dejando las banderillas cortas en el lomo y permitió a su jinete, dada la proximidad, efectuar la suerte del teléfono, muy solicitada durante toda la actuación. Armó el rejón y esta vez sí, lo enterró hasta el mango teniendo un fulminante efecto que desataría la algarabía en los tendidos y la concesión de los máximos trofeos para el jinete y el arrastre lento para el buen Villamelón.