Finalizan las obras de restauración de la iglesia del monasterio de Irantzu con una inversión superior a 700.000 euros

La Dirección General de Cultura inició en 2019 la intervención en el tempo, que ha permitido arreglar las bóvedas, la cubierta y las vidrieras, entre otros elementos

Fachada de la iglesia tras las obras de restauración.

Fachada de la iglesia tras las obras de restauración

Las obras de restauración de la iglesia de Santa María del monasterio de Irantzu, que han contado con la financiación de 771.525 euros por parte de la Dirección general de Cultura – Institución Príncipe de Viana, han finalizado este año con la limpieza de la fachada occidental de acceso al templo.

Las obras de reconstrucción del templo se iniciaron en 2019 con la intervención en las capillas laterales y han finalizado recientemente con la restauración de la fachada que se encontraba muy afectada por humedades, escorrentías y ataque biológico. Gracias a estas acciones, se ha mejorado el rejuntado de los paramentos y bóvedas de mortero de cemento que se había aplicado en la reconstrucción del monasterio durante el siglo XX. También se han reparado las cubiertas del claustro, que sufrían múltiples filtraciones de agua dañando las bóvedas del claustro y que eran objeto de continuos arreglos. Además, caber destacar otras reparaciones como las vidrieras del ábside principal y de los dos brazos del crucero de la iglesia abacial; el reajuste de la instalación de iluminación de la iglesia; y la revisión, reajuste y renovación del tratamiento de protección y acabado de varias de las carpinterías de puertas del monasterio.

Con motivo de la finalización de las obras, se ha celebrado un acto de inauguración de la renovada iglesia en el que ha participado el director general de Cultura – Institución Príncipe de Viana, y que ha contado con la actuación de la Coral Nora de Sangüesa. 

Monasterio de Santa María de Irantzu

Situado en el término municipal de Abárzuza, el monasterio de Santa María de Irantzu fue declarado Monumento Nacional Histórico-Artístico en 1931 y se inscribe como Bien de Interés Cultural desde 1996.

El monasterio es un buen ejemplo de la arquitectura del Císter en Navarra (junto con La Oliva, Fitero, Irantzu y Tulebras). Los monasterios cistercienses se articulan en diferentes cuerpos, organizados en torno a un claustro, con distintos servicios cada uno: la iglesia abacial, la sala capitular donde se reunía la comunidad religiosa, el refectorio o comedor, la cocina, el lavabo o fuente del claustro y el dormitorio de los monjes en la planta primera. El conjunto está construido desde la austeridad ornamental que proclamaba San Bernardo para los conjuntos monásticos.
 
Tomando como modelo de planta la iglesia de Santa María de La Oliva pero con menores dimensiones, la planta de la iglesia de Irantzu consta de tres naves, transepto y tres capillas paralelas -la central de mayor tamaño-, todas de remate recto. Las tres naves del cuerpo de la iglesia se dividen a su vez en cinco tramos.

El conjunto monástico comienza a construirse en el siglo XII, por la cabecera de la iglesia como es habitual. Durante el siglo XIII concluye la construcción de la iglesia y comienza la construcción del claustro y sus dependencias, que terminará ya en el siglo XIV. Esta extensión temporal de las obras permite observar elementos propios del románico conjuntamente con otros de estilo gótico, como las bóvedas de la iglesia, todas de crucería.

El conjunto monástico de Irantzu sufrió de manera drástica el abandono y sus consecuencias tras la desamortización de Mendizábal de 1835. Gran parte del conjunto, iglesia abacial incluida, se arruinó y a punto estuvo de desaparecer convertido en escombros.     A partir de 1942, con ocasión de la llegada de una comunidad de clérigos teatinos, la Institución Príncipe de Viana inició una profunda restauración y reconstrucción del monasterio, que finalizó en 1963. En la actualidad el monasterio sigue estando cedido en usufructo a los clérigos teatinos.

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